zUmO dE pOeSíA

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de todos los colores, de todos los sabores

ALEATORIUM: Saca un poema de nuestro almacén

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lunes, 30 de noviembre de 2009

Nunca fuimos realmente niños (por Miguel Labordeta)

Acuérdate de cuando fuimos niños
los turbios niños
de cuando fuimos vivos
por pura complacencia del destino.
Mudos.
Turbios niños.
Callados
cuando fuimos niños.
Creciendo
silenciosamente educados.
Nunca
fuimos realmente niños
en mitad del dolor amargo
de las guerras.
¿Y ahora?
Nunca seremos nada.
Nunca.
Es imposible así
con este aire de injusticia
brutal acometida
ante los ojos.
Acuérdate de cuando turbios
niños fuimos despoblados.
Nada como entonces
a pesar de todo.

domingo, 29 de noviembre de 2009

Desde fuera (por Konstantinos Kavafis)

Sin consideración ni piedad ni vergüenza
alzaron muros a mi alrededor: gruesos y altos.
Y ahora me encuentro aquí, tan desesperado.
No puedo pensar en otra cosa: esta suerte roe mi cerebro...
Y es que ¡ tenía tanto que hacer ahí fuera !
¿Cómo pude no darme cuenta cuando alzaban los muros?
Pero nunca oí a los constructores. Ni un ruido.
Desde fuera imperceptiblemente me encerraron.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Arriba, hermano hombre (por Miguel Labordeta)

¡Arriba hermano hombre!
¡Arriba sobre tus sueños de alegría despedazada!
Como un rayo asesinas las nadas circundantes
y en un poco de sangre ilusionas tus dones fracasados.
Todo es cielo en silencio. Tú sólo ruges.
Tú sólo ríes. Tú sólo lloras sobre el mar.
Nace la primavera otra vez para ti.
Y para que tú los venzas
se han hecho los abismos que en cada vida se crean
y las noches terribles
en que una vez desolada
nos advierte para siempre
que nada importa ya.
¡Arriba esa mirada eterna
que desafía océanos impávidos de estrellas
y es capaz de enfrentarse
cara a cara
con la sorpresa de existir
en el inocente vértigo del tiempo!
¡Todo es quimera en torno!
¡Todo es un tigre merendando
entre tumbas y olvido y viento y nubes!
Pero tu relámpago abrasa las colinas
y es tu testuz altiva
como mundos de asombro
la exacta demostración dolorosa
de que el infierno se ha hecho para ti.
Y para que tú la violes sagradamente
he ahí a la vida esperando tus puños y tus besos,
y estelares nacientes prometidas
surcando tu viejo corazón de niño navegante
entre horas sin cerco y horas derruidas y amarguras proféticas
moldeando en sollozos la aurora de dioses.
Triste es el fondo de tus ruinas. Pero un buzo celeste
tú: hombre hermano maldito,
minero de ternura, luchador sanguinario,
sin una meta fija en las noches ardientes,
marcha, busca, acaricia, mata,
ávido de esplendores dice la palabra
y la tierra sabe de un sentido como espada
y ya no es tan ciego el girar de los soles.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Miré las cosas nada más (por Fernando Pessoa)

¿Qué es lo que vale mi vida? Al final (no sé qué final)
uno dice que ganó trescientos billetes
y otro dice: tuve tres mil días de gloria,
y otro: estuve a bien con mi conciencia y eso me es bastante...
Y yo, si apareciera por allá y me preguntasen lo que hice, les diría: miré las cosas, nada más.
Y por eso traigo aquí el universo metido en el bolsillo.
Y si Dios me preguntase: ¿qué es lo que has visto en las cosas?
le respondería: sólo las cosas... Tú no pusiste en ellas nada más.
Y Dios, que es de mi misma opinión, haría de mí una nueva especie de santo.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Creo (por Marta Noviembre)

Creo. Vivir junto a ti es tan sencillo
como seguir las pisadas en la nieve,
tiendes alfombras de palabras rojas
para que no moje mis pies de dudas,
si es preciso me llevas en volandas
mientras besas mi frente, dándome
la bienvenida al mundo para el que
ya creí haber extraviado pasaporte,
y me dices al oído que nunca antes
nada fue tan verde ningún invierno,
mis dedos ya no recorren angustiados
hojas futuras en almanaques de mesa,
siento como de lejos el leve cosquilleo
de mi tristeza antigua, la extremidad
fantasma que amputé con la destreza
de un carnicero sabio, de mis hombros
levantaron el vuelo esos gorriones que
mecía por las noches, cuando la lluvia,
aún a veces creo oír su batir de alas y
ya no anuncian la vuelta de aguaceros.

martes, 24 de noviembre de 2009

Porque la noche pasa y digo amor (por Mario Benedetti)

Porque te tengo y no porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu imagen y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mí
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce corazón coraza
porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero y peor que muero
si no te miro amor si no te miro
porque tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre y tienes frío
tengo que amarte amor
tengo que amarte aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque la noche pase y yo te tenga
y no.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Ninguno de vosotros (por Saiz de Marco)

Sabedlo bien:
ninguno de vosotros
-mesa coja,
eje desengrasado,
grano de la nariz,
mancha de la corbata,
telaraña del techo,
desconchón de la pared,
abolladura del coche,
agujero del calcetín…-,
ninguno de vosotros,
pandilla de pequeños mequetrefes,
ninguno de vosotros
-sabedlo bien- tiene derecho,
ninguno de vosotros
reúne mérito bastante
para expoliar
mi alegría.

sábado, 21 de noviembre de 2009

De vez en cuando la vida (Por J. M. Serrat)

De vez en cuando la vida nos besa en la boca
y a colores se despliega como un atlas.
Nos pasea por las calles en volandas
y nos sentimos en buenas manos.
Se hace de nuestra medida,
toma nuestro paso
y saca un conejo de la vieja chistera.
Y uno es feliz como un niño cuando sale de la escuela.
De vez en cuando la vida toma conmigo café y está tan bonita que
da gusto verla.
Se suelta el pelo y me invita a salir con ella a escena.
De vez en cuando la vida se nos brinda en cueros
y nos regala un sueño tan escurridizo
que hay que andarlo de puntillas por no romper el hechizo.
De vez en cuando la vida afina con el pincel:
se nos eriza la piel y faltan palabras para nombrar lo que ofrece
a los que saben usarla.
De vez en cuando la vida nos gasta una broma
y nos despertamos sin saber qué pasa,
chupando un palo sentados
sobre una calabaza.

Pero dejad tranquilo a ese niño (por Miguel Labordeta)

Mataos.
Pero dejad tranquilo a ese niño que duerme en una cuna.
Invadid con vuestro traqueteo los talleres, los navíos, las universidades,
las oficinas espectrales donde tanta gente languidece.
Triturad toda rosa, hollad al noble pensativo.
Preparad las bombas de fósforo y las nupcias del agua con la muerte…
Inundad los periódicos, las radios, los cines, las tribunas,
pero dejad tranquilo al obrero que fumando un pitillo
ríe con los amigos en aquel bar de la esquina.
Asesinaos si así lo deseáis.
Exterminaos vosotros: los teorizantes de ambas cercas
que jamás asireís un fusil de bravura.
Asesinaos pero vosotros los inquisitoriales azuzadores de la matanza…
Pero dejad tranquilo a ese niño que duerme en una cuna,
al campesino que nos suda la harina y el aceite,
al joven estudiante con su llave de oro,
al obrero en su ocio ganado fumándose un pitillo
y al hombre gris que coge los tranvías
con su gabán roído a las seis de la tarde.
Esperan otra cosa.
Los parieron sus madres para vivir con todos
y entre todos aspiran a vivir: tan sólo esto.
Y de ellos ha de crecer
si surge una raza de hombres y mujeres con puñales de amor inverosímil hacia
otras aventuras más hermosas.