Durante todo el viaje, la nostalgia no se ha separado de mí.
No digo que fuese como mi sombra:
permanecía a mi lado también en la oscuridad.
No digo que fuese como mis manos o mis pies:
cuando se duerme, se pierden las manos y los pies
y yo no perdía la nostalgia ni siquiera durante el sueño.
Durante todo el viaje, la nostalgia no se ha separado de mí.
No digo que fuese hambre o sed o deseo
de frescura en la canícula o de calor en el hielo:
era algo que de lo que se puede alcanzar la saciedad.
No era alegría o tristeza, no estaba atada
a la ciudad, a las nubes, a las canciones, a los recuerdos.
Estaba en mí y fuera de mí.
Durante todo el viaje, la nostalgia no se ha separado de mí
y del viaje nada me queda sino aquella nostalgia.