Amor, llevabas en el mundo
siete mil setecientos sesenta y cinco
días, al cerrarse la noche
en que me llamaste desde tu rincón,
voz que se había compadecido
y me recibías, cuerpo bondadoso.
Qué juego perdido, qué rodar
hasta romper un oscuro ramaje,
siete mil setecientos sesenta y cinco
días antes de que encontrara
¿dónde te me habías acurrucado,
amor,
para crecer lejos de mí?
Felicidad es la sensación de saberse en el camino correcto.
ResponderEliminarEl que tinto lo bebe
ResponderEliminary blanco lo mea,
algo le queda.
Cuento las sílabas.
ResponderEliminarCon los dedos las cuento.
Cuento las sílabas.
ResponderEliminarBienaventurados sean los que nos imitan, pues ellos heredarán nuestros defectos.
ResponderEliminarFrecuentemente ocurren cosas infrecuentes.
La ideología ciega a la inteligencia.
ResponderEliminar(ARENDT)
ResponderEliminarSin cimientos no puede haber torre.