Existían tus manos.
Un día el mundo se quedó en silencio;
los árboles, arriba, eran hondos y majestuosos,
y nosotros sentíamos bajo nuestra piel
el movimiento de la tierra.
Tus manos fueron suaves en las mías
y yo sentí la gravedad y la luz
y que vivías en mi corazón.
Todo era verdad bajo los árboles,
todo era verdad. Yo comprendía
todas las cosas como se comprende
un fruto con la boca, una luz con los ojos.
EMILIA Y AITOR, VUESTRO "SÓLO" VALE UN POTOSÍ. ¡GRACIAS MIL!
ResponderEliminarDEMOSTRÁIS BUEN CRITERIO A LA HORA DE SELECCIONAR POESÍAS. ¡GAMONEDA, MAESTRO!
Es fantástico verte por aquí, Manuel María. Si quieres, tú también puedes enviarnos poemas de tu gusto para su inserción en nuestra blog.
ResponderEliminarSaludos.
Si tocan a fiesta, a fiesta.
ResponderEliminarSi tocan a boda, al baile.
Y si tocan a rosario,
pues que lo recen los frailes.
Una conclusión es cuando te cansas de pensar.
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ResponderEliminarMás caridad en los hechos, y menos golpes de pecho.
Usted entiende el tiempo presente? Yo no. Quizá sea más fácil entender épocas pasadas. El presente es algo que nos cerca, nos oprime, nos confunde... Bueno, el hecho de que yo sea famoso ya es una prueba de lo extraño que es el presente.
ResponderEliminar(BORGES)