En la playa se fue haciendo de noche, pero el mar me pedía seguir dentro.
Hasta entonces no había reparado en ésos que a mi lado flotaban: Los pálpitos, las ilusiones, los destellos fugaces de alegría… También la decepción, los desengaños, todo cuanto perdí por el camino…
Allí estaban, flotando junto a mí.
Extendí mis brazos para abarcarlos. Removí unos con otros y les dije:
“No sabía que vivierais aquí, ni que fuerais amigos unos de otros”.
“No vivimos aquí” -me contestaron. “Hemos salido al mecer de las olas: a nosotros también nos llamó el mar. En realidad estábamos en ti, y ahora tenemos ya que volver dentro”.
“Ya entiendo” -añadí entonces. “Sois yo”.
Asintieron. Y uno a uno fueron entrando, regresando al lugar donde me viven.
Piensa en lo que existe y pregúntate por qué. Piensa en lo que no existe y pregúntate por qué no.
ResponderEliminar
ResponderEliminarToda esa ex-gente
del cementerio: toda
esa no gente.
(RAFAEL BALDAYA)
ResponderEliminarLas torres empinadas
están expuestas
a sufrir los efectos
de las tormentas.
Porque los rayos
buscan siempre los techos
más elevados.