Iba yo por la calle pensando impreciso,
triste a mi manera.
Cruzó un muchacho, me miró, y una sonrisa
le iluminó todo el rostro.
Bien sé, bien sé, que sonreirá así
a otro cualquiera.
Pero entonces sonrió así para mí…
¿Qué más puedo querer?
No soy en esta vida ni yo ni nadie,
voy sin ser ni plazo...
Que al menos en la calle me sonría alguien
aunque sea por azar.
La perversión y la corrupción se disfrazan casi siempre de ambigüedad. Por eso la ambigüedad no me gusta ni confío en ella.
ResponderEliminar(FLAUBERT)
ResponderEliminarCon un pastor yo me caso,
me da la gana,
y si tropiezo en el queso
caigo en la lana.
ResponderEliminarUna gran inteligencia en la cabeza de un malvado es como un cuchillo afilado en las manos de un loco.
ResponderEliminarNunca veremos
hablando por el móvil
a Humphrey Bogart.
(CUQUI COVALEDA)