lunes, 2 de mayo de 2011

Final de año (por Jorge Luis Borges)

Ni el pormenor simbólico
de reemplazar un tres por un dos
ni esa metáfora baldía
que convoca un lapso que muere y otro que surge
ni el cumplimiento de un proceso astronómico
aturden y socavan
la altiplanicie de esta noche
y nos obligan a esperar
las doce irreparables campanadas.
La causa verdadera
es la sospecha general y borrosa
del enigma del Tiempo;
es el asombro ante el milagro
de que, a despecho de infinitos azares,
de que, a despecho de que somos
las gotas del río de Heráclito,
perdure algo en nosotros:
inmóvil.

5 comentarios:

  1. Ya llegué a puerto. Adiós, Esperanza y Fortuna,
    me libré de vosotras. Jugad ahora con otros.

    (Epitafio de TOMÁS MORO)

    ResponderEliminar
  2. LA PHRASE LAPIDARIA1 de octubre de 2013, 9:50

    Nuestro futuro cada vez se parece más a nuestro pasado.

    ResponderEliminar
  3. Si el libro que leemos no nos despierta de un puñetazo en el cráneo, ¿para qué leerlo?... Un libro tiene que ser un hacha que rompa el mar de hielo que llevamos dentro".

    (KAFKA)

    ResponderEliminar
  4. No quiero que te vayas
    ni que te quedes
    ni que me lleves contigo
    ni que me dejes.
    Quiero tan sólo...
    Pero no quiero nada
    y lo quiero todo.

    ResponderEliminar
  5. ¿Puedes obligarte a que algo te guste? NO.

    ResponderEliminar

¿Te gustó el poema seleccionado? ¿Crees que merece estar en zUmO dE pOeSíA?

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.