viernes, 20 de mayo de 2011

Ridículas (por Fernando Pessoa)

Todas las cartas de amor son
ridículas.
No serían cartas de amor si no fueran ridículas.
También escribí en mi tiempo
cartas de amor, como las demás, ridículas.
Las cartas de amor, si hay amor, tienen que ser ridículas.
Pero, al fin y al cabo, sólo las criaturas que nunca escribieron cartas de amor
sí que son ridículas.
Quién me diera el tiempo en que escribía
sin darme cuenta
cartas de amor ridículas.
La verdad es que hoy mis recuerdos
de esas cartas de amor sí que son ridículos.
(Todas las palabras esdrújulas, como los sentimientos esdrújulos,
son naturalmente ridículos.)

7 comentarios:

  1. Mira quién habla6 de mayo de 2013, 10:41

    Si estás libre de enemigos porque a nadie hiciste injuria, no faltarán otros que lo sean por envidia.

    (SÉNECA)

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  2. Cuando algo termina, debemos pensar que empieza otra cosa. Debemos pensar en lo que eso puede hacer que empiece, no en lo que ha acabado.

    (STEINER)

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  3. El obús cae
    y destripa a la niña
    y a su muñeca.


    (CUQUI COVALEDA)

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  4. Los que se consideran perfectos es porque se exigen muy poco a sí mismos.

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  5. Lo poco agrada, y lo mucho enfada.

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  6. Cuando uno ama a una
    y ella no quiere,
    es igual que si un calvo
    se encuentra un peine.

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  7. Cuando ella y yo nos ocultamos
    en la secreta casa de la noche
    a la hora en que los pescadores furtivos
    reparan sus redes tras los matorrales,
    aunque todas las estrellas cayeran
    yo no tendría ningún deseo que pedirles.

    (JORGE TEILLIER)

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