Quizás, cuando me muera,
dirán: Era un poeta.
Y el mundo, siempre bello, brillará sin conciencia.
Quizás tú no recuerdes
quién fui, mas en ti suenen
los anónimos versos que un día puse en ciernes.
Quizás no quede nada
de mí, ni una palabra,
ni una de estas palabras que hoy sueño en el mañana.
Pero visto o no visto,
pero dicho o no dicho,
yo estaré en vuestra sombra, ¡oh hermosamente vivos!
Yo seguiré siguiendo,
yo seguiré muriendo,
seré, no sé bien cómo, parte del gran concierto.
Quien no penso alguna vez que despues de muerto seguiria en el mundo, en este mundo, de otro modo, con otra vida, en otra conciencia, en la mente de otra persona o disuelto en las multiples conciencias de los que siguen vivos?
ResponderEliminarMuy buenos poemas. Gran gusto literario de quien seleccione. Saludos
ResponderEliminar¡Quita pallá, Search!; a mí eso tuyo no me consuela nada. Eso de formar parte de los huesos de Wyeneth Paltrow, o de los músculos de la entrepierna de Madonna, o de las cerdas del bigote de Aznar (me parece que resién se lo ha quitado)... Pues que no, que no mola un res. Y si eres parte de un mezclao de conciencias, pues que menos. Yo quiero lo que me prometieron siempre los curas: si eres bueno, cuando estires la gamba, te vas derecho al cielo. Allí, te visten nada más llegar con una túnica blanca; te dejas crecer el pelo hasta media melena, te procuras un arpa, y te pasas los siglos cantando las alabanzas de un Señor que está sentado allá arriba, sobre una nube rosacea.
ResponderEliminarMuy divertido no parece que sea,
pero por lo menos te enteras.
Borges dijo que el cielo y el infierno no estan hechos para los hombres. Son demasiado excesivos, extremistas, maniqueos.
ResponderEliminarTambien dijo Borges:
ResponderEliminarPreguntô Dios
-Has sido limpio y puro?
Y el hombre dijo
-Señor, tu sabes bien que los hombres no somos asi.
Pues a mi no me importaria estar luego en el chirri de Madonna. Lo del bigote del Aznar si que me fastidiaria mucho.
ResponderEliminarYa, y luego estar siempre peleándote con gente calva que quiere entrar.
ResponderEliminarQue no.
Sólo recuerdo la emoción de las cosas.
ResponderEliminar(MACHADO)
Se habla mucho de la libertad de expresión pero a menudo olvidamos ejercer su complemento: la libertad de recepción. O sea, el derecho a recibir (a leer, a oír, a ver) sólo lo que se desea ver, leer y oír.
ResponderEliminarLo que tú quieres te quiere aunque no quiera quererte.
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ResponderEliminarAl pobre le faltan muchas cosas; al avaro, todas.
(proverbio checo)
ResponderEliminarTienes unos ojos, niña,
más negros que el azabache,
y una cara más blanquita
que la leche que mamaste.
ResponderEliminarNunca se salta
Gonzalo de Berceo
ningún Stop.
(CUQUI COVALEDA)