jueves, 8 de diciembre de 2011

El sol se partió (por Marosa di Giorgio)

De súbito, estalló la guerra. Se abrió como una bomba de azúcar

arriba de las calas. Primero, creíamos que era juego;

después, vimos que la cosa era siniestra. El aire quedó

ligeramente envenenado. Se desprendían los murciélagos

desde sus escondites, sus cuevas ocultas caían a los platos,

como rosas, como ratones que volvieran del infinito,

todavía, con las alas.

Por protegerlos de algún modo, enumerábamos los seres y las cosas:

“Las lechugas, los reptiles comestibles, las tacitas…”.

Pero, ya los arados se habían vuelto aviones; cada uno, tenía

calavera y tenía alas, y ronroneaba cerca de las nubes, al alcance

de la manos pasaron los batallones al galope, al paso. Se prolongó

la aurora quieta, y al mediodía, el sol se partió; uno fue hacia el este,

el otro hacia el oeste. Como si el abuelo y la abuela se divorciaran.

De esto ya hace mucho, aquella vez, cuando estalló la guerra,

arriba de las calas.

4 comentarios:

  1. Sobre la tumba del soldado muerto
    ha brotado una encina
    y en su rama más alta
    un pájaro parece trinar
    en su nombre
    -Maldita sea la guerra
    y quien la inventó.

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  2. La rama de la paciencia sabe agria, pero su fruto sabe dulce.

    (proverbio pakistaní)

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  3. La confianza es madre del descuido.

    (GRACIÁN)

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  4. Digamos desde hoy. Pero así ha sido siempre.
    Un yo mío se irá por un camino
    tras el amor de Ella o empujado por su amor
    otro yo seguirá acostándose con cualquiera
    limpio feliz sin remordimiento
    trabajará alguno para toda la comunidad
    para la tribu entera de mis yo
    hormiguita incansable samurái
    un yo obsoleto se habrá quedado con las cartas
    de las antiguas novias
    tatuadas por el recuerdo de los actos de amor
    otro jamás preguntará por nadie.
    ¿Quién está en buen camino?
    ¿quién es el extraviado?
    ¿con cuál te has encontrado tú?
    ¿con cuál te amigas?
    ¿cuál es tu rostro mío hermano / hermana?
    ¿con cuál te amo?
    ¿con qué beso te venderé?
    ¿con qué mano
    me juegas a los dados?
    Ah pero descartado mi yo amargo
    y un escondido yo puro agradecimiento
    mi yo que canta es aquel que hace tiempo
    marcha feliz e indiferente por un camino equivocado.

    (CARLOS EDUARDO JARAMILLO)

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