Un zumito de poesía, recién exprimida, para desayunar cada mañana. (Rico en vitaminas y antioxidantes. Muy muy nutritivo.)
martes, 27 de diciembre de 2011
Lo que siento (por Ángel González)
Al lector se le llenaron de pronto los ojos de lágrimas, y una voz cariñosa le susurró al oído: -¿Por qué lloras, si todo en ese libro es mentira? Y él le respondió: -Lo sé; pero lo que siento es verdad.
"Le quiero más que a mis hijos." Supe que lo habías dicho a una amiga indiscreta. Más que a los hijos... Terrible sacrilegio de una madre desnaturalizada, dirán algunos, quizá muchos. Y yo te lo perdono de corazón, compañera. Y te doy las gracias. Todavía hoy, después del café de la mañana, supiste de la mar encrespada y de lo duro que es estar en el puente, al lado del timonel, cuando arrecia la galerna. Y a fe mía que el timonel no escatima imprecaciones. Y ya son tantas las singladuras... Recuerdo un ciclón que nos tronchó la arboladura; a duras penas conseguimos apuntalar el palo de mesana. Con él y los foques capeamos la mar arbolada, hasta que el viento se encalmó y llegamos a puerto, ya la noche entrada. Otra vez encallamos en unos bajos traicioneros, en el delta de una tierra feraz de promisión. Hubimos de arrojar lastre al mar y el barco, liberado, volvió a surcar el estuario, aguas arriba. Pero nunca pisamos tal tierra de promisión. Y cuando un bergantín corsario nos embistió por estribor y nos abrió una brecha en la amura y a punto estuvimos de naufragar... Pero los brazos animosos de la tripulación accionaron las bombas de achique y los carpinteros y calafates lograron taponar la herida. Y el barco resistió. Hoy es un velero de estampa airosa y porte marinero. El tiempo ha igualado el color de las cuadernas y las velas remendadas le dan la nobleza de los que resisten la adversidad con coraje. Y es un hermoso barco el nuestro, os lo aseguro.
Hoy cumple años mi compañera de puente, cubierta y camarote. Desde una ensenada de las Indias Occidentales, el ancla echada, ahora que dan las cinco y media de la tarde en el reloj del castillo de popa, ella estará a punto de acostarse. Buenas noches, amor.
Mejor Torrente, que se lavaba las manos antes mear, por no tocar el órgano rector con las manos pringosas. Acababa, sacudía, componía la coquilla, e íbase sin ulterior lavamanos.
Parece que este mujerón busca que le tundan las espaldas. A fe mía que he de hacer llegar al buen Sancho puntual noticia de los estragos que el vino, de un tiempo a la parte, viene haciendo en su costilla. Llegado el caso, no sería desatino que le quebrara alguna.
Pues cosa deleznable es cagar al pie del pedestal de un vate honesto y de las musas bien amado... Y cerca de quienes se honran en fregarle el mármol de la estela, que arrancan los hierbajos y los cardos, y le componen los ramilletes que otros dejan y que el viento de octubre va amustiando. Mejores sitios ha de hallar Teresa Panza do aliviar la torpe tripa. Que Dios no se lo tenga en cuenta. Sancho, sí.
No son mentiras sino pseudomentiras porque no mienten a nadie
ResponderEliminarPero a menudo operan como verdades. Que raro
ResponderEliminar"Le quiero más que a mis hijos." Supe que lo habías dicho a una amiga indiscreta. Más que a los hijos... Terrible sacrilegio de una madre desnaturalizada, dirán algunos, quizá muchos.
ResponderEliminarY yo te lo perdono de corazón, compañera. Y te doy las gracias.
Todavía hoy, después del café de la mañana, supiste de la mar encrespada y de lo duro que es estar en el puente, al lado del timonel, cuando arrecia la galerna. Y a fe mía que el timonel no escatima imprecaciones.
Y ya son tantas las singladuras...
Recuerdo un ciclón que nos tronchó la arboladura; a duras penas conseguimos apuntalar el palo de mesana. Con él y los foques capeamos la mar arbolada, hasta que el viento se encalmó y llegamos a puerto, ya la noche entrada.
Otra vez encallamos en unos bajos traicioneros, en el delta de una tierra feraz de promisión. Hubimos de arrojar lastre al mar y el barco, liberado, volvió a surcar el estuario, aguas arriba. Pero nunca pisamos tal tierra de promisión.
Y cuando un bergantín corsario nos embistió por estribor y nos abrió una brecha en la amura y a punto estuvimos de naufragar... Pero los brazos animosos de la tripulación accionaron las bombas de achique y los carpinteros y calafates lograron taponar la herida. Y el barco resistió.
Hoy es un velero de estampa airosa y porte marinero. El tiempo ha igualado el color de las cuadernas y las velas remendadas le dan la nobleza de los que resisten la adversidad con coraje.
Y es un hermoso barco el nuestro, os lo aseguro.
Hoy cumple años mi compañera de puente, cubierta y camarote.
Desde una ensenada de las Indias Occidentales, el ancla echada, ahora que dan las cinco y media de la tarde en el reloj del castillo de popa, ella estará a punto de acostarse.
Buenas noches, amor.
A veces me gustan mas los comentarios que el poemA mismo.
ResponderEliminarCreo que este fenómeno se llama catarsis.
ResponderEliminarTan prevenido era mi tío Gaspar que se limpiaba el culo antes de cagar.
ResponderEliminarMejor Torrente, que se lavaba las manos antes mear, por no tocar el órgano rector con las manos pringosas.
ResponderEliminarAcababa, sacudía, componía la coquilla, e íbase sin ulterior lavamanos.
Parece que este mujerón busca que le tundan las espaldas. A fe mía que he de hacer llegar al buen Sancho puntual noticia de los estragos que el vino, de un tiempo a la parte, viene haciendo en su costilla. Llegado el caso, no sería desatino que le quebrara alguna.
ResponderEliminarPues cosa deleznable es cagar al pie del pedestal de un vate honesto y de las musas bien amado... Y cerca de quienes se honran en fregarle el mármol de la estela, que arrancan los hierbajos y los cardos, y le componen los ramilletes que otros dejan y que el viento de octubre va amustiando.
Mejores sitios ha de hallar Teresa Panza do aliviar la torpe tripa.
Que Dios no se lo tenga en cuenta.
Sancho, sí.
Oh, el gran Torrente, nuestro héroe patrio, el Brazo Tonto de la Ley, todos los días apatrullando la ciudad.
ResponderEliminarRecuerdo el cartel de una de las entregas (¿Torrente 2?):
"Este hombre no sabe de peligros. Este hombre no sabe de miedos. Este hombre no sabe de nada".
ResponderEliminarCómo deslumbran
esas nieves de antaño
en la memoria
(GARCÍA MARTÍN)
ResponderEliminarNadie ha sido nunca ahorcado con dinero en el bolsillo.
(proverbio lituano)
No puedes cambiar el viento, pero sí ajustar las velas.
ResponderEliminarAllá donde la toques, la memoria duele.
ResponderEliminarNo patentaron
ResponderEliminarel queso o el huevo frito
sus inventores.
(CUQUI COVALEDA)
ResponderEliminarQuien es incapaz de autocrítica hace la peor crítica de sí mismo por otros medios.
(RIVERO TARAVILLO)