¿Cómo nos atrevemos a juzgar a los otros
sin haber estado nunca en
sus huesos,
sus glándulas,
unos pocos centímetros detrás de su frente?
¿Cómo nos atrevemos a juzgar a otros hombres
sin saber qué les faltó
de aquello que tuvimos?
¿Cómo nos atrevemos a juzgar a otra gente
sin haber llegado a hoy por los mismos caminos
-rectos o sinuosos,
llanos o cuesta arriba,
despejados o abruptos-?
¿Cómo nos atrevemos a juzgar a los otros
sin ni siquiera habernos metido en
sus zapatos?
No juzguéis y no seréis juzgados
ResponderEliminar
ResponderEliminarPrimero hizo Dios al hombre
y luego hizo a la mujer:
El barco se hace primero,
la vela se hace después.
ResponderEliminarLa mayoría
de humanos que nacieron
no están ya aquí.
(CUQUI COVALEDA)