miércoles, 9 de enero de 2013

En las antípodas del paraíso (por José María Merino)



Yo soy Simbad Merino, aquel que un día,


dilapidada infancia y pubertad perdida,

inició los cortísimos viajes.



Yo soy Simbad Merino, vivo ahora,

tras el final naufragio, otra aventura

en las antípodas del paraíso.



Habito allí donde la Gran Esfinge

preside toda hora, donde nadie

descifra los enigmas.



Y cada amanecer la Gran Esfinge

desparrama su cavernosa voz, pregunta

Qué es el hombre, y algunos balbuceos

contestan. Pero todos

encogemos los hombros. Y retumba

otra vez la sentencia que nos condena a muerte.



Aquí habito rodeado de las joyas

que conseguí en mis viajes.

Afilaesperas. Cachos

de incandescente sombra.

Piedras maravillosas que nacieron

en la vesícula de Alá.



Aquí habito temiendo cada día

la solución final de la Resolvedora.



Y cada noche, cuando el festín ha concluido,

evoco mis viajes.

Atravieso de nuevo los océanos

a la pálida luz de mi añoranza.

5 comentarios:

  1. Lo del juego de palabras Merino/Marino, me parece un poco naïf, la verdad. (Confieso mi desdén hacia esos recursos)

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  2. Dijeron que antiguamente
    se fue la verdad al cielo.
    Tal la pusieron los hombres
    que desde entonces no ha vuelto.

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  3. Suegra y nuera, y perro y gato, no comen del mismo plato.

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  4. Todo cuesta caro para el avaro.

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  5. El que todo lo piensa nunca se casa.

    (proverbio vietnamita)

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