domingo, 24 de marzo de 2013

El sol se partió (por Marosa Di Giorgio)

De súbito, estalló la guerra. Se abrió como una bomba de azúcar
arriba de las calas. Primero, creíamos que era un juego;
después, vimos que la cosa era siniestra. El aire quedó
ligeramente envenenado. Se desprendían los murciélagos
desde sus escondites, sus cuevas ocultas caían a los platos,
como rosas, como ratones que volvieran del infinito,
todavía, con las alas.
Por protegerlos de algún modo, enumerábamos los seres y las cosas:
"Las lechugas, los reptiles comestibles, las tacitas...".
Pero ya los arados se habían vuelto aviones; cada uno tenía
calavera y tenía alas, y ronroneaba cerca de las nubes. Al alcance
de las manos pasaron los batallones al galope, al paso. Se prolongó
la aurora quieta, y al mediodía, el sol se partió; uno fue hacia el este,
el otro hacia el oeste. Como si el abuelo y la abuela se divorciaran.
De esto ya hace mucho, aquella vez, cuando estalló la guerra,
arriba de las calas.

7 comentarios:

  1. A la orilla de un río
    me marcho solo
    y aumento la corriente
    con lo que lloro.

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  2. Si no hubiera tercos, nunca habría pleitos.

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  3. Lo que saben tres, secreto no es.

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  4. El viejecito
    que anda con el bastón
    vas a ser tú.

    (RAFAEL BALDAYA)

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  5. Si me caso y tengo suegra
    ha de ser con condición
    que si al año no se muere
    la tiro por el balcón.

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  6. Si no es absolutamente necesario que haya una ley, entonces es absolutamente necesario que no la haya.

    (JEREMY BENTHAM )

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  7. De gran belleza
    ciego, colón y recto
    nadie los tiene.

    (CUQUI COVALEDA)

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