Un zumito de poesía, recién exprimida, para desayunar cada mañana. (Rico en vitaminas y antioxidantes. Muy muy nutritivo.)
martes, 14 de mayo de 2013
Como primeras muertes (por Juan Ramón Jiménez)
¡Estos instantes en que no estamos donde estamos sino donde estuvimos, en que quisiéramos, mejor que vivir nuestras horas, revivir las pasadas! ¡Cómo primeras muertes, con la nostalgia de la resurrección!
Súbito vino un viento como un clarín; un estremecimiento corrió sobre la hierba, y un verde escalofrío sobre el calor pasó tan ominoso que atrancamos las ventanas y las puertas como ante un fantasma esmeralda; la eléctrica alpargata de la catástrofe en aquel instante pasaba. Extraño tumulto de convulsos árboles y de vallas volando y ríos con casas corriendo vieron los vivos aquel día. En la torre la campana enloquecida con lo que de pronto volaba hacía remolinos. ¡Cuánto puede venir, cuánto puede pasar, pero seguir el mundo!
Singular Zenobia de este autor de un techo límpido, pulcro y espiritual.
ResponderEliminarDebemos revivir el pasado para discernir los nuevos significantes del futuro.
Muy bueno , ¿ Quien sabe si fuimos , somos o seremos hologramas aspirando a la perpetuidad ?
ResponderEliminarSaludos
De lo barato, llena tu plato.
ResponderEliminarNo se cumplieron
ResponderEliminarmis sueños, mas tampoco
mis pesadillas.
(ANDRÉS HURTADO)
El pobre puede permitirse morir, pero no estar enfermo.
ResponderEliminar(proverbio finés)
ResponderEliminarTristeza y melancolía
no las quiero en casa mía.
(TERESA DE JESÚS)
ResponderEliminarLas islas huyeron y los montes no fueron hallados.
(APOCALIPSIS)
En un pedregal, no plantes cereal.
ResponderEliminarSúbito vino un viento como un clarín;
ResponderEliminarun estremecimiento corrió sobre la hierba,
y un verde escalofrío sobre el calor
pasó tan ominoso
que atrancamos las ventanas y las puertas
como ante un fantasma esmeralda;
la eléctrica alpargata de la catástrofe
en aquel instante pasaba.
Extraño tumulto de convulsos árboles
y de vallas volando
y ríos con casas corriendo
vieron los vivos aquel día.
En la torre la campana enloquecida
con lo que de pronto volaba
hacía remolinos.
¡Cuánto puede venir,
cuánto puede pasar,
pero seguir el mundo!
(Emily Dickinson)
ResponderEliminarLa muerte del poeta fue ocultada a sus poemas.
(AUDEN)