domingo, 12 de mayo de 2013

Y me dejo cegar (por Félix de Azúa)


Ahora es mi turno, cuando cierro los ojos
y me olvido de ti, de tu salvaje higuera y tus higos salvajes,
cuando tu carne, como un libro de cuentos, resplandece en la noche
a la luz de un hogar mediterráneo;
y me dejo cegar por el brillo solar de la memoria
mientras mi cuerpo entero se quema en un chispazo.

Ahora infantiles yemas te descubren, y entre las llamas muertas
rescato el viejo yugo, los utensilios viejos y las viejas guirnaldas
del buey, de la cebada y de la Pascua de Resurrección.
Es mi turno, no el tuyo. Te levanto en mis palmas
como se exponen los recién nacidos
a las nubes plomizas, irritadas
como vacas repletas que atronan el establo
los campos secos, el pozo, la uva amarga.

Pero tú, hecha una niña, también tientas las ubres, y arqueada
jadeas entre brasas; es mi turno y tú danzas
resonando perpleja y sonriente,
átomo, brizna, astilla de una combustión
que no puedo pensar sin sentirme infinito.

Tus yemas y tu sonrisa atónita me invitan al incendio…
pero me venden luego por la espalda como cosa fútil,
como ese azar minúsculo, gratuito
que te alcanza las nubes y se empeña en durar.

Y mientras tú contratas con terribles clientes
a los que yo sólo conozco por el nombre,
y cuyas sombras, mantos, miradas esquinadas,
me hacen alzar la sábana aterrado;
hundido al fin, hundido,
olvidado por fin, perdido y solo, cobijado en mí mismo,
puedo gritar, gritar hasta romper el techo y por la grieta ver
la esplendorosa faz sin ojos y sin boca
que me agarra del cuello y me disuelve en risas,
fuego de azufre, espanto y aroma de castaños.

7 comentarios:

  1. Un poema soberbio con versos memorables: "Te levanto en mis palmas
    como se exponen los recién nacidos
    a las nubes plomizas, irritadas
    como vacas repletas que atronan el establo..."

    ResponderEliminar
  2. A tuerto o a derecho, ayude Dios a los nuestros.

    ResponderEliminar
  3. Aun cuando la humildad no nos salve del infierno, en todo caso nos salva del ridículo.

    (GÓMEZ DÁVILA)

    ResponderEliminar

  4. Cada vez que la seguridad pretende poner un límite a la libertad, está obligada a presentar una memoria justificativa.

    ResponderEliminar

  5. Hay lenguas más afiladas que cualquier puñal.

    (proverbio pakistaní)

    ResponderEliminar

  6. Bajo la luna
    muriendo un ser querido;
    junto a él me acuesto.

    (haiku de TAKAKO HASHIMOTO)

    ResponderEliminar
  7. Dos andares tiene
    el señor dinero:
    para venir, lento;
    para irse, ligero.

    ResponderEliminar

¿Te gustó el poema seleccionado? ¿Crees que merece estar en zUmO dE pOeSíA?

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.