domingo, 23 de junio de 2013

Sobre la superficie de mi vida (por Yehuda Amijai)

Mi padre con un traje espacial blanco
camina con el paso ligero y torpe de los muertos
sobre la superficie de mi vida que no sujeta nada.
Pone nombres: esto, canal de la infancia.
Esto, abismo. Este tenía trece años.
Estas, colinas blancas. Esto, habla profunda de antaño.
Toma muestras y pone en sus probetas
arena, palabras y piedras de suspiros de mis sueños.
Mide y define. Me llama
estrella de su nostalgia, tierra de mi infancia,
de su infancia, de nuestra infancia.

"Hijo mío, aprende a tocar el violín. Cuando
seas mayor la melodía te ayudará
en las difíciles horas de soledad y dolor".
Eso me dijo una vez y no le hice caso.

Y después vuela alto
hacia el duelo de su muerte blanca e infinita.

6 comentarios:

  1. Cuando tú te hayas ido me envolverán las sombras.
    Cuando tú te hayas ido, con mi dolor a solas,
    evocaré este idilio con sus azules horas,
    y en la penumbra vaga de la pequeña alcoba
    donde una tibia tarde me acariciaste toda,
    te buscarán mis brazos, te buscará mi boca
    y aspiraré en el aire como un olor de rosas.
    Cuando tú te hayas ido en pos de otra quimera
    te llorará en las noches mi corazón que espera.
    Cuando tú te hayas ido me moriré en las sombras.


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  2. De tener puños
    cada uno de tus yoes,
    ¡ qué gran trifulca !

    (RAFAEL BALDAYA)

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  3. Las castañuelas
    siembran pétalos negros
    sobre las penas.

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  4. Las enemistades ocultas son peores que las declaradas.

    (CICERÓN)

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  5. Mis amigos, mis amados,

    yo les lego los dones que me confiaron

    esta tierra próxima al cielo, nos une

    por estas manos innombrables, el horizonte.

    Yo les lego el fuego que nosotros contemplamos

    quemar en el humo de las hojas secas

    que un jardinero de lo invisible había empujado

    contra un muro del hogar perdido.

    Yo les lego estas aguas que parecen decir

    el hueco, en lo invisible, del barranco

    que es el oráculo la nada que ellos llevan

    y la promesa del oráculo. Yo les lego

    con unas pocas brasas

    esta ceniza apilada sobre el hogar apagado,

    yo les lego el desgarro de las cortinas,

    las ventanas que se entornan,

    el ave que quedó atrapada

    en la casa cerrada.



    (YVES BONNEFOY)

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