viernes, 13 de diciembre de 2013

Un genio (por Charles Bukowski)


Hoy
conocí a un genio en el tren
como de seis años de edad;
...se sentó a mi lado y,
mientras el tren
corría por la costa,
llegamos al océano.
el niño me miró y me dijo:
el mar no es nada bonito.

fue la primera vez
que me di cuenta
de ello.



6 comentarios:

  1. Te casaste, te enterraste.
    ¿No te lo decía yo?
    El que se casa se entierra,
    como a mí me sucedió.

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  2. Si somos incondicionales de un amor, o de un amigo, o de un maestro, tendemos a acoger a cuantos los rodean, no digamos a los que les son esenciales: a los hijos imbéciles, a las mujeres exigentes o venenosas, a los maridos pelmazos y aun despóticos, a las amistades turbias o desagradables, a los colegas desaprensivos de los que dependen, a aquellos a los que no vemos cosa buena ni hallamos la menor gracia y que nos llevan a preguntarnos de dónde procede la estima que les profesan esos seres por cuya aprobación nos desvivimos: qué pasado los une, qué sufrimiento compartido, qué vivencias comunes, qué saberes secretos o qué motivos de vergüenza; qué extraña nostalgia invencible.
    Intentamos mostrarnos amables y gratos e inteligentes, y ganarnos una palmada en la espalda -de nuestro amor un beso o lo que suele seguirlos, o por lo menos una mirada que nos prolongue un poco más la esperanza-, y no entendemos que haya individuos estridentes o romos o deficientes o muy limitados que, a nuestros ojos sin merecimiento alguno, obtienen gratis lo que a nosotros nos cuesta tanta inventiva y tanto brío y tanto alertar. La única respuesta es con frecuencia que esa gente viene de antes, que nos precede desde hace mucho en la vida del amor o del amigo o del maestro, que ignoramos siempre; que han recorrido mucho camino juntos, quizás ensuciándose en el barro, sin que nosotros estuviéramos allí para acompañarlos, ni para presenciarlo.

    A la vida de las personas siempre llegamos tarde.

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  3. Llueve tan fuerte
    que el espacio parece
    cristal rayado.

    (FÉLIX MORALES)

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  4. Cada cosa a su tiempo, y los nabos en adviento.

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  5. Las fotos paran
    el tiempo nada más
    que en su rectángulo.

    (RAFAEL BALDAYA)

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