miércoles, 22 de enero de 2014

Para que no te cierres (por Saiz de Marco)


Herida

cada día

arrancaré tu costra

metódica, disciplinadamente

para que no te cierres

para que nunca acabes

para sentir en mí

tu escozor, tu dulzor

cada día de mi vida

arrancaré tu costra

para que aflores siempre

para que no te borres

y sigas así, abierta

herida ácida y cálida

conmigo

cada día

y no me cicatrices

ni restañes

5 comentarios:

  1. Me recuerda a Machado:
    En el corazón tenía
    la espina de una pasión.
    Logré arrancármela un día,
    ya no siento el corazón.

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  2. Anónimo , ese poema de Machado está inspirado, a su vez, por otro poema de Rosalía de Castro escrito en gallego. La traducción al castellano es

    Una vez tuve un clavo
    clavado en el corazón,
    y yo no me acuerdo ya si era aquel clavo
    de oro, de hierro o de amor.
    Sólo sé que me hizo un mal tan hondo,
    que tanto me atormentó,
    que yo día y noche sin cesar lloraba
    como lloró Magdalena en la Pasión.
    "Señor, que todo lo puedes
    -pedile una vez a Dios-,
    dame valor para arrancar de un golpe
    clavo de tal condición."
    Y diómelo Dios, arranquelo.
    Pero... ¿quién pensara?... Después
    ya no sentí más tormentos
    ni supe qué era dolor;
    supe sólo que no sé qué me faltaba
    en donde el clavo faltó,
    y tal vez... tal vez tuve soledades
    de aquella pena... ¡Buen Dios!
    Este barro mortal que envuelve el espíritu,
    ¡quién lo entenderá, Señor!...

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  3. Ante ciertos pensamientos acerca de él
    mis ojos todavía pueden llorar.
    Ese otoño las ocas salvajes volaron tan lejos
    que se llevaron el cielo con ellas.

    Quédate tan lejos como puedas;
    el tiempo te retendrá o te conducirá de regreso.

    (KANG GANGWOL)

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  4. Ni tan blando que te expriman, ni tan duro que te rompan.

    (proverbio bereber)

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  5. Un hombre dijo:
    -El momento más grave de mi vida estuvo en la batalla del Marne cuando fui herido en el pecho.
    Otro hombre dijo:
    -El momento más grave de mi vida, ocurrió en un maremoto de Yokohama, del cual salvé milagrosamente, refugiado bajo el alero de una tienda de lacas.
    Y otro hombre dijo:
    -El momento más grave de mi vida acontece cuando duermo de día.
    Y otro dijo:
    -El momento más grave de mi vida ha estado en mi mayor soledad.
    Y otro dijo:
    -El momento más grave de mi vida fue mi prisión en una cárcel del Perú.
    Y otro dijo:
    -El momento más grave de mi vida es el haber sorprendido de perfil a mi padre.
    Y el último hombre dijo:
    -El momento más grave de mi vida no ha llegado todavía.

    CESAR VALLEJO

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