domingo, 20 de julio de 2014

Soy la voz de la Tierra (por Nigar Rafibeyli)


Una flor naciente entre las ruinas
me hizo preguntarme:
¿Por qué los hombres dicen que en medio de tanta desolación
ninguna flor puede crecer?
Los muros de la pequeña casa estaban rotos,
el tejado se había derruido.
Llegó a ser el lugar de residencia
de feroces vientos y nieve invernal.
Los vientos indomables habían echado a perder
el querido confort de este hogar, alguna vez amado.
Y habían traspasado a los transeúntes
con un lamento melancólico.
Las cortinas, tan amorosamente bordadas y cosidas
por suaves manos de mujeres,
colgaban harapientas como trozos de conchas desgarradas
sobre la desolación de la ciudad.
En medio de un montón de piedras y guijarros
brotó la hermosa flor.
Y esa flor llenó todos mis pensamientos
con una cuestión crucial.
Me pregunté: ¿qué jardinero te plantó y nutrió
aquí, delicada flor?
Cuéntame tu historia, el cuento persa de tu vida,
y te escucharé.
Quizá, a pesar de que este lugar no vibre más
con la canción del ruiseñor,
abandonada por pájaros, ¿aun así fuiste llamada
a ser
por el primer hálito de la primavera?
“Soy la voz de la Tierra”,
contestó la flor con lengua humana.
“Soy esa vida más grande
que siempre ha de triunfar sobre la muerte”.

5 comentarios:

  1. Tantos milenios
    de andar sin saber dónde
    quisimos ir.

    (CUQUI COVALEDA)

    ResponderEliminar
  2. Somos también lo que hacemos para no ser como somos.

    ResponderEliminar
  3. La hija de la tabernera
    gasta pañuelos de hilo,
    que se los compra su madre
    del agua que echa en el vino.

    ResponderEliminar


  4. Guillotinadas,
    las cabezas seguían
    parpadeando.

    (RAFAEL BALDAYA)

    ResponderEliminar
  5. Una persona inteligente es quien consigue controlar al tonto que lleva dentro.

    ResponderEliminar

¿Te gustó el poema seleccionado? ¿Crees que merece estar en zUmO dE pOeSíA?

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.