Somos todos soñadores; no sabemos quiénes somos.
Alguna máquina nos hizo, máquina del mundo, la familia constrictora.
Luego de nuevo al mundo, lustrados por suaves látigos.
Soñamos; no recordamos.
Máquina de la familia: pelaje oscuro, bosques del cuerpo de la madre.
Máquina de la madre: ciudad blanca dentro de ella.
Y antes de eso: tierra y agua.
Musgo entre las rocas, trozos de hojas y pasto.
Y antes, células en una gran oscuridad.
Y antes de eso, el mundo velado.
Es por eso que naciste: para silenciarme.
Células de mi madre y padre, es vuestro turno
de ser fundamental, ser la obra maestra.
Improvisé, nunca recordé.
Ahora es tu turno de ser conducida,
eres la que demanda saber:
¿Por qué sufro? ¿Por qué soy ignorante?
Células en una gran oscuridad. Alguna máquina nos hizo.
Es vuestro turno de abordarlo, volver a preguntar
¿para qué soy?, ¿para qué soy?
Es nuestro tiempo de pasarlo bien sin joder al prójimo. No le veo otro sentido. Disfrutar sin fastidiar. He ahí el meaning de la vida.
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ResponderEliminarLa diferencia entre los poemas aparentes y los verdaderos poemas es similar a la que hay entre un árbol municipal, plantado en un alcorque por un ayuntamiento, y el árbol silvestre que brota en el campo, esponjado, encendido, poderoso y libre.
(ROBERT FROST)
Tal vez sea preciso
ResponderEliminardescubrir la experiencia de la duna,
para paladear con calma
la magia del oasis.
(FERNÁNDEZ MOYANO)