Pero hay rosas y rosas. Acabo de ver unas muy especiales en el cementerio judío de Praga. Las doce mil estelas funerarias -unas enhiestas, otras inclinadas-, todas disputando por unos centímetros de tierra del cementerio del ghetto, brotaban apretadas como rosas de pétalos de piedra, geológicas "rosas del desierto".
Y es que nos gusta la realidad afeitada. O con afeites.
ResponderEliminarNo la pienses/imagines ya más, que así es la rosa.
ResponderEliminarPero hay rosas y rosas. Acabo de ver unas muy especiales en el cementerio judío de Praga. Las doce mil estelas funerarias -unas enhiestas, otras inclinadas-, todas disputando por unos centímetros de tierra del cementerio del ghetto, brotaban apretadas como rosas de pétalos de piedra, geológicas "rosas del desierto".
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ResponderEliminarHace más una hilando que cinco mirando.