lunes, 15 de septiembre de 2014

Sobre mi mano (por Jesús H. Tundidor)


Mirad,

ahora lo pongo

sobre mi mano: oídlo,

justifica

una vida. Dentro

de su volumen cabe

la desesperación y la esperanza,

los ríos en tinieblas y la clara

posesión de la luz.

Si lo tuviera

unos instantes más me quemaría

su peso, su ternura, su profundo

misterio. Jamás frente a mis ojos

a tal extensión tuve:

aquí el presentimiento, allá las sombras,

en largo cauce el júbilo, la dicha

mortal y repasada, y ocupando

su contorno o distancia el agua siempre

ávida de entregarse,

el buen amor que nunca

termina concedido.

Honda fue su verdad y es su ceniza.

Bajo

su sencillez de forma,

en el ámbito

luminoso de su noche sonora

reposa,

da principio y concluye

el triste sueño humano.

2 comentarios:

  1. Puede ser el cerebro o puede ser el corazón. Ambos tienen ,pizca más o menos, el mismo tamaño.

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  2. Que fácil es decir
    maté una hormiga
    y en cambio qué difícil
    quebré mandíbulas
    he aplastado un estómago
    pisé unos ojos

    (RAFAEL BALDAYA)

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