Una luz encendida en cada casa,
aquí,
en el borde sin límite de la penumbra.
Con estos dos ojos solos
y esta lengua absurda,
esta boca rota,
este hueco lleno de ceniza en la garganta
escucho el paso de un tren perdido
no sé por qué, no sé por quién.
¿ ...y quién te mira entonces, quién?
“Adiós y ten piedad”.
Pero esta es la luz de los días,
esta es la sombra azul de la memoria
que ilumina a la hora punta
las conjugaciones de la lluvia sobra los mapas,
sobre los pianos,
sobre la cartografía subterránea
y su extraña germinación.
Andenes, calles, vías,
acera, bulevares, puentes,
plazas, cruces, avenidas:
¿estamos
de verdad
dentro?,
¿ estamos
de verdad
fuera?.
A la hora punta de no saber,
un pañuelo de papel seca
la hebra de distancia
que resbala por las mejillas:
suenan los platos,
se afanan los utensilios en las cocinas,
se escucha la conversación del día,
el rumor de la luz que se apaga,
el ruido de la luz que se enciende,
y todo se dispone a partir o llegar
una vez más.
Tantos trenes perdidos...En la estación solo puedes subir a uno... o a ninguno.
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ResponderEliminarEs inutil llorar sobre la leche derramada.
(proverbio pakistaní)
Tras el entierro
ResponderEliminarallí mismo un bautizo,
luego una boda.
(RAFAEL BALDAYA)
Fría o caliente, la venganza se sazona en el infierno.
ResponderEliminar(SCOTT)
ResponderEliminarSi en un hombre no aparece el lado ridículo, es que no hemos buscado bien.
(LA ROCHEFOUCAULD)