Pudiera ser que los sueños que albergara el pecho del poeta, liberados por una osada de la hoja de metal que los tenía amenazados, fueran tan sutiles, tan etéreos, tan delicados en su propia inconcreción, que al desenclavar aquella el Excalibur del rocoso tórax del Ángel..., apenas iba a sentir una brisa en el rostro, como la que mueve los naranjos amargos de Sevilla, allá por el Corpus Chisti. Y la brisa no salpica, acaricia.
Lo que más me reconcilia con mi propia muerte es la imagen de un lugar: un lugar en el que tus huesos y los míos sean sepultados, tirados, desenterrados juntos. Allí estarán desperdigados en confuso desorden. Una de tus costillas reposa contra mi cráneo. Un metacarpio de mi mano izquierda yace dentro de tu pelvis. (Como una flor, recostado en mis costillas rotas, tu pecho.) Esparcidos como la grava, los cientos de huesos de nuestros pies.
La música nos revela un pasado personal que hasta ese momento ignorábamos y nos mueve a lamentar desventuras que no nos ocurrieron y culpas que no cometimos.
Pudiera ser que los sueños que albergara el pecho del poeta, liberados por una osada de la hoja de metal que los tenía amenazados, fueran tan sutiles, tan etéreos, tan delicados en su propia inconcreción, que al desenclavar aquella el Excalibur del rocoso tórax del Ángel..., apenas iba a sentir una brisa en el rostro, como la que mueve los naranjos amargos de Sevilla, allá por el Corpus Chisti. Y la brisa no salpica, acaricia.
ResponderEliminarVence el que se vence.
ResponderEliminarQuien molesta a un perro, molesta a su dueño.
ResponderEliminarNace en el mar
ResponderEliminary en las montañas vierte
el río Alrevés.
(RAFAEL BALDAYA)
Mesianismo es la enfermedad de los que necesitan creerse necesarios.
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ResponderEliminarUn zapatero y un sastre
juntos fueron al infierno,
uno por cortar de más
y otro por cortar de menos.
Quien buen ajo planta, buen ajo arranca.
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ResponderEliminarJuega a esconderse,
juega a que no lo hallemos
el yo del fondo.
(RAFAEL BALDAYA)
Lo que más me reconcilia con mi propia muerte es la imagen de un lugar: un lugar en el que tus huesos y los míos sean sepultados, tirados, desenterrados juntos. Allí estarán desperdigados en confuso desorden. Una de tus costillas reposa contra mi cráneo. Un metacarpio de mi mano izquierda yace dentro de tu pelvis. (Como una flor, recostado en mis costillas rotas, tu pecho.) Esparcidos como la grava, los cientos de huesos de nuestros pies.
ResponderEliminar(BERGER)
La música nos revela un pasado personal que hasta ese momento ignorábamos y nos mueve a lamentar desventuras que no nos ocurrieron y culpas que no cometimos.
ResponderEliminar(WILDE)