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domingo, 23 de agosto de 2015

Las persianas dividen la luz del ojo (por Kat Dixon)


Tapiada por cigarrillos
con un imperdible entre el hormigón y un coche que pasa
Al menos, digo, al menos me sujetan
Los sistemas opioides me hicieron
una relación opiácea
me hicieron, hicieron
hegemonía de alas negras
¿Puedes? ¿Puedes callártelo?
Nunca me marcho
En los espacios traseros
donde nunca me molesto en barrer
una hélice doble, triple quizás, de alfabetos
del tipo mano-sobre-el-corazón
que vienen de la leche y saben a narcisos
No, el color es devastador en sombras de negro
Las persianas dividen la luz del ojo, zambulléndose gravitalmente desde arriba
hasta los dedos de los pies, donde las palabras son demasiado buenas para ser habladas
y los derrames son absorbidos
Los dientes son rectos porque deberían serlo
El ventilador del techo gira raro
Llevo demasiado tiempo aquí

6 comentarios:

agridulce dijo...

La realidad sensorializada es solo una de las realidades posibles. Los psicotrópicos o el alcohol propician alter-realidades no compatibles con nuestros sentidos en estado natural o privado de alteraciones. Va a ser verdad que la realidad es el efecto de la falta de drogas o alcohol en el sistema nervioso.

Círculo Cultural FARONI dijo...

Que estés sordo no significa que no haya tormenta.

(proverbio tailandés)

casa de citas dijo...

Todo hombre que conozco es superior a mí en algún sentido. Y es en ese sentido que intento aprender de él.

(GONCOURT)

cajón desastre dijo...

A veces uno amanece con ganas de extinguirse… Como si fuéramos velitas sobre un pastel de alguien inapetente. A veces nos arden terriblemente los labios y los ojos y nuestras narices se hinchan y somos horribles y lloramos y queremos extinguirnos… Así es la vida, un constante querer apagarse y encenderse.

(CORTÁZAR)

batiBURRILLO dijo...


La larga noche invernal no nos abandonará jamás;
el sol se detiene, como si nunca fuera a regresar;
el estruendo de las lechuzas grazna a porfía;
las armas suenan en los débiles muros.
Y tumbas abiertas envían a sus espíritus:
quieren danzar a mi alrededor,
asustar a mi alma para que nunca sane.
Pero no quiero hacia ellos dirigir mi mirada.
¡El día, el día deseo anunciar a voces!
La noche y los fantasmas huirán de él:
pues así lo anuncia la estrella del alba.
Pronto se hará la luz, también en las más abisales profundidades:
el mundo se llenará de brillo y color,
de un intenso azul la ilimitada lejanía.

(SCHOPENHAUER)

ORáKULO dijo...

Si no nos creyéramos tan listos, seríamos menos tontos.