que apartan muros y vislumbran cielos,
lento de azoramiento voy palpando
por las noches hendidas
los versos venideros.
He de quemar la sombra formidable
en su límpida hoguera:
púrpura de palabras
sobre la espalda flagelada del tiempo.
He de encerrar el llanto de los siglos
en el duro diamante del poema.
Nada importa que el alma
ande sola y desnuda como el viento
si el universo de un glorioso beso
aún abarca mi vida
y en lo callado se embravece un grito.
Para ir sembrando versos
la noche es una tierra labrantía.
ResponderEliminarEl telégrafo, es un tipo de gato muy muy largo. Uno tira de su cola en New York, y su cabeza maullando aparece en Los Ángeles. ¿Entienden esto? Y la radio trabaja de la misma forma, uno manda señales aquí y las reciben allá. La única diferencia es que no hay gato.
(EINSTEIN)
El que en más bosques se adentra, más lobos encuentra a su paso.
ResponderEliminar(proverbio eslovaco)
No se puede olvidar algo voluntariamente. Como mucho se le puede poner un biombo, una valla mental alrededor.
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