martes, 22 de diciembre de 2015

El hocico negro húmedo aún (por Tuija Nieminen Kristofersson)


El oso yace boca arriba con las patas traseras humeando, el hocico negro húmedo aún, huellas de sangre en la tierra, los perros ladrando, se acercan, gruñen, saltan como lo hacen los perros cazadores cuando olfatean la sangre de un oso.

El ojo del oso ya no los ve ni ve la alegría del cazador, sólo mira hacia lo más hondo de su bosque, su bosque de moras boreales.

Cuando un oso muere, su alma huye volando con alas de helechos amarillos en el calor que se hace más fuerte.

El aire tiembla, vibra, el agua mana detrás de las rocas, y un mar brillante brota y encandila, fluye, corre al fin a través de la pata herida.


6 comentarios:

  1. No he perdido la razón ni tampoco la he encontrado.

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  2. Nunca Mahoma
    le dio al interruptor
    de una bombilla.

    (CUQUI COVALEDA)

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  3. Feliz Navidad, Cuqui haikusatriz.

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  4. Muchas felicidades también para ti, en estos días y en 2016, amigo F.

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  5. Hasta los picos
    de tus enaguas
    me están diciendo
    que no me vaya.

    Hasta los picos
    de tu mandil
    me están diciendo
    que me esté aquí.

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  6. Cide, me encantan tus coplillas populares.

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