jueves, 17 de diciembre de 2015

Retrato de una mujer (por Ezra Pound)


Vuestra mente y usted son nuestro mar del Sargasso,
Londres ha soplado sobre usted esta veintena de años
y barcos brillantes le han dejado esto o aquello en pago:
ideas, viejas habladurías, sobrantes de todas layas,
extraños mástiles del conocimiento y grises mercancías de valor.
Grandes hombres la han buscado — extrañando a otra.
Usted siempre ha sido segundona. ¿Trágico?
No. Usted lo prefirió a la cosa usual:
Un hombre apagado, aburrido y galante,
una mente normal — con un pensamiento menos, cada año.
Oh, usted ha sido paciente, la he visto sentada
por horas, en donde algo debería haber flotado.
Y ahora usted paga. Sí, ricamente paga.
Usted es una persona de algún interés, uno se acerca
y se lleva extrañas semillas:
trofeos rescatados, alguna curiosa sugerencia;
hechos que no llevan a ninguna parte; un cuento o dos,
preñados de mandrágoras, o con alguna otra cosa
que podría ser útil y sin embargo nunca lo es,
que jamás encaja en un rincón o muestra utilidad,
o encuentra su hora sobre el telar de los días:
el trabajo deslustrado, cursi, maravilloso, viejo;
ídolos y ámbar gris y los raros embutidos,
éstas son vuestras riquezas, vuestro gran depósito; y sin embargo
por todo este tesoro hundido en cosas momentáneas
excéntricas maderas casi empapadas y material nuevo y brillante.
En el lento flotador de luz diferente y profunda
¡no, no hay nada! Al fin y al cabo,
nada es suficientemente vuestro.
Y sin embargo es usted.


2 comentarios:

  1. Todas somos mezclas de soles y sombras. No es fácil ser lo que querríamos ser.

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  2. Sólo posees de verdad aquello que no puedes perder en un naufragio.

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