miércoles, 23 de marzo de 2016

De una expedición no efectuada al Himalaya (por Wislawa Szymborska)


Ajá, así que esto es el Himalaya.

Montañas corriendo hacia la Luna.

El momento del despegue eternizado

en un cielo de pronto descosido.

Un desierto de nubes perforado.

Golpe en la nada.

Eco: blanca mudez.

Silencio.


Yeti, abajo es miércoles:

hay pan, abecedario,

dos y dos son cuatro

y la nieve se derrite.

Hay una manzana roja

partida en cruz.


Yeti, no sólo el crimen

es posible.

Yeti, no todas las palabras

condenan a muerte.


Heredamos la esperanza,

don del olvido.

Verás cómo parimos

en las ruinas.

Yeti, tenemos a Shakespeare.

Yeti, tocamos el violín.

Yeti, en la penumbra

encendemos la luz.


Aquí, ni Luna ni Tierra,

y se congelan las lágrimas.

¡Yeti, cuasiconejo lunar,

piénsalo bien y vuelve!


Así, entre cuatro paredes de avalanchas,

llamaba al Yeti y pataleaba,

para entrar en calor,

sobre las nieves

perpetuas.


3 comentarios:

  1. Bien, pero tal vez el Yeti también tenga allí cosas buenas y valiosas que le lleven a preferir su blanco, montañoso, solitario y níveo mundo. Habría que conocer su opinión y sus razones.

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  2. Perro salchicha,
    caniche, pequinés...:
    ¡ venís de un lobo !

    (CUQUI COVALEDA)

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  3. Frecuentemente tenemos más miedo a la muerte que amor a la vida.

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