miércoles, 27 de abril de 2016

Fuera brotaba todo (por Rafael Fombellida)


Los había llevado hasta la iglesia. Mujeres afligidas,

criaturas impúberes, paisanos con camisa y sin aperos

por unas horas. Se juntaron al grueso del rebaño.

Arranqué el coche y proseguí. Un despuntar en flor acariciaba

el destello de la carrocería. La luz caía en vetas transversales,

absorbía las cosas y las atesoraba como una laja de ámbar.

Inmadura la fronda, titilaban los sauces

como las campanillas de algún ceremonial.

Cada sombra filtraba un hilo de concordia, devolvía a las formas

el naciente propósito de ser imaginadas.

Se deslizaba el auto lo mismo que un patín rasgando el hielo,

como nuestra cuchilla al afeitarnos.

No estaba Dios, de acuerdo,

pero reconocía la belleza que pudo haber creado,

esa bondad visible de la que vino y pan son también atributo.

Ellos callaban dentro, en la penumbra

de la oración. Mis hijos sacudiendo la cabeza de sueño,

mi esposa preocupándose por el fatal destino de mi espíritu.

Y quizá recibieran la comunión ahora, y solemnes posaran

la santa oblea en su paladar, y acunaran desnudo

y húmedo a Jesús igual que al pez arco iris de su acuario.

No estaba Él, de acuerdo. Nadaba en la saliva

de los niños, en la garganta atribulada de ella.

Fuera brotaba todo bajo una irrebatible claridad.

En el coche elevaba mi inocente plegaria a las alturas,

intuía en su ascenso el esbelto humear de una fogata.

«Quisiera ser eterno

como los dones terrenales», esa

era mi rogativa.

Y el susurro plateado del aire en el ramaje

del fresno, el revolar violento de la tórtola,

el galope del agua perseguida

por un salvaje sol; aquello que encendía

esa rubia mañana del planeta,

podría haberse dado Dios por nombre

sólo una vez, un absoluto instante.

3 comentarios:

  1. Sería fascinante asistir ocultos a nuestro propio funeral. Sin palabras estar ahí, como sigue el amor después de morir quien amó. "Este amor ya sin mí te amará siempre".

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  2. RAMÓN y sus greguerías4 de mayo de 2016, 16:16

    En el limbo siempre es domingo por la tarde.

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  3. Ninguna iglesia
    románica ni gótica
    tenía enchufes.

    (CUQUI COVALEDA)

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