Nada añoro
andamos todo el día entre el silencio
porque el sonido del viento
o de las botas hundiéndose en el barro
son nuestro silencio
los gritos de los oficiales
los gemidos y las canciones
son nuestro silencio
y no hay ruido
que estorbe lo que pensamos
y yo recuerdo las horas de colegio
cómo lo hacíamos en el coche de mi padre
o el color exacto del mar
de Es Trenc cuando tú lo miras
puedo recordarlo todo
pero como si no me perteneciera
como si no me quedase deseo
ni añoranza.
¿Nos pertenece nuestro pasado? Aunque volviera ahora a aquella playa, no volvería a aquella playa.
ResponderEliminarBuscando lo que no se encuentra,se encuentra lo que no se busca.
ResponderEliminarTodo trovador sirve a su señor.
ResponderEliminarLo que siente que no le pertenece ya es la memoria, el recuerdo de ese pasado. Gracias por contar con contar con mis versos para vuestro blog.
ResponderEliminarGracias a ti, Joan, por enriquecer y nutrir este blog con estos poemas que nos hemos permitido traer aquí. Un abrazo.
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