miércoles, 7 de diciembre de 2016

La muerte de los amantes (por Charles Baudelaire)


Tendremos camas de olores suaves,

y divanes tan profundos como tumbas,

y en los estantes flores extrañas abriéndose

para nosotros bajo cielos más puros.


Con su calor postrero y usándolo a porfía,

nuestros corazones serán dos grandes antorchas,

sus luces dobles se reflejarán

en nuestras dos almas, espejos gemelos.


Y en un atardecer de color rosa y azul místico

intercambiaremos un relámpago, uno tan sólo,

henchido de adioses, como un largo sollozo;


y luego, un Ángel, al entreabrir las puertas,

fiel y jubiloso acudirá a reavivar

los espejos turbios y las llamas muertas.


5 comentarios:

  1. Donde dice "relámpago" hay que leer orgasmo, n' est-ce pas?

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  2. Gitana, vamos despacio,
    que este camino es muy corto
    y yo quiero hacerlo largo.

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  3. ¡Qué extraños
    los dos con nuestro instinto!
    De pronto
    somos cuatro.

    (JUAN RAMÓN JIMÉNEZ)

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  4. Cuando vivías en la Castellana
    usabas un perfume tan amargo
    que mis manos sufrían al rozarte
    y se me ahogaban de melancolía.
    Si íbamos a cenar, o si las gordas
    daban alguna fiesta, tu perfume
    lo echaba a perder todo. No sé dónde
    compraste aquel extracto de tragedia,
    aquel ácido aroma de martirio.
    Lo que sé es que lo huelo todavía
    cuando paseo por la Castellana
    muerto de amor, junto al antiguo hipódromo,
    y me sigue matando su veneno.

    (DE CUENCA)

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