Esta tarde, los resistentes Levis
que me puse a diario durante más de un año
y que parecían en perfectas condiciones hasta el final,
de pronto se rasgaron.
Cómo o por qué, quién sabe,
pero ahí estaba: una gran rasgadura cerca del cierre.
Hace un mes mi amigo Nick
salió de una cancha de raquetbol,
se bañó,
se puso su ropa de calle,
y a la mitad del camino a su casa cayó muerto.
Escuchen ustedes que leen esto
y arrodíllense cada vez que puedan
como hacía el poeta Christopher Smart
y besen la tierra y manténganse alegres
y aprovechen su tiempo
y sean amables con todos,
hasta con aquéllos que no lo merecen.
Porque, aunque no crean que pasará,
ustedes también van a irse un día.
Yo, que mis Levis se desgarraron
cerca del cierre
sin razón alguna,
les aseguro que éste es el caso.
Rueden la noticia.
Somos caducables, somos perecederos, con fecha de caducidad impresa al dorso como un yogur Danone.
ResponderEliminarSi yo fuera el fuego, incendiaría el mundo.
ResponderEliminar(ANGIOLIERI)
Soplar y sorber no puede ser.
ResponderEliminarLos nacionalismos empiezan con esperanzas y acaban con lágrimas.
ResponderEliminar(GARTON ASH)