lunes, 10 de julio de 2017

Y nada sino ese precipicio (por Gonzalo Rojas)


Sucio fue el día de la mariposa muerta.
Acerquémonos
a besar la hermosura reventada y sagrada de sus pétalos
que iban volando libres, y esto es decirlo todo, cuando
sopló la Arruga, y nada
sino ese precipicio que de golpe,
y únicamente nada.

Guárdela el pavimento salobre si la puede
guardar, entre el aceite y el aullido
de la rueda mortal.
O esto es un juego
que se parece a otro cuando nos echan tierra.
Porque también la Arruga…

O no la guarde nadie. O no nos guarde
larva, y salgamos dónde por último del miedo:
a ver qué pasa, hermosa.
Tú que aún duermes ahí
en el lujo de tanta belleza, dinos cómo
o por lo menos, cuándo.



4 comentarios:

  1. De la oruga a la arruga o Arruga pasando por la crisálida y por la mariposa. Y por el huevo y por el capullo... Y en fin... vuelta a empezar. Cada vez tengo más claro que se vuelve, siempre se vuelve: sólo que los trocitos de yoidad se reasocian y recomponen y recombinan.

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  2. Fuiste, mi niña amada,
    como una rosa
    que espinas ocultaba
    bajo sus hojas.
    Rosal florido,
    yo sólo quise olerte
    y me has herido.

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  3. El camino que sube y el que baja son uno y el mismo.

    (HERÁCLITO)

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  4. Todo lo exagerado es insignificante.

    (TALLEYRAND)

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