Mueren en la guerra sin saber por qué mueren. Carne de cañón, soldaditos de plomo (de plomo óseo y carnal) al servicio de intereses de otros que -por supuesto- no arriesgan sus vidas. Así fue y es (¿y será?) siempre.
Tal vez en algún sitio y en un pliegue del tiempo los Pol Pots, los Stalins, los Hitlers…, los tiranos y monstruos de la Historia (o quizá sus espectros lavados, depurados) nos recriminarán:
-Yo era un pobre pirado con la cabeza ida, un tipo "iluminado", un loco de remate (y además lo sabíais: se notaba a la legua).
Pero vosotros no.
Vosotros erais cuerdos, personas razonables, seres equilibrados.
Y aun así me dejasteis realizar mis delirios, disponer a mis anchas, salirme con la mía.
Me permitíais todo. Todo me consentíais.
En nada me coartabais.
¿Acaso no debisteis vosotros, los normales, ponerme a buen recaudo, impedir mis desmanes y mantenerme a raya?
¿Por qué no os rebelasteis?
Vosotros que podíais ¿por qué no hicisteis nada?
¿Por qué nunca objetabais mis consignas absurdas, mis sanguinarias órdenes, mis demencialidades?
Si a otros los repudiabais y teníais por lunáticos -y hasta los encerrabais en algún manicomio-, ¿por qué, en cambio, conmigo no hicisteis nada de eso?
¿Por qué me obedecíais siempre y sin rechistar?
¿Por qué no me salvasteis de mí mismo -y de paso os librasteis de mí-… vosotros, los normales?
Mueren en la guerra sin saber por qué mueren. Carne de cañón, soldaditos de plomo (de plomo óseo y carnal) al servicio de intereses de otros que -por supuesto- no arriesgan sus vidas. Así fue y es (¿y será?) siempre.
ResponderEliminarHay muchos locos (Hitler, Stalin...) que no están médicamente locos. Pasan por cuerdos, pero a menudo están más locos que los locos "oficiales" .
ResponderEliminarEl viento mueve
ResponderEliminartodo a su paso, pero
¿quién mueve al viento?
Es un monstruo grande y pisa fuerte sobre la pobre inocencia de la gente.
ResponderEliminarVOSOTROS LOS NORMALES (Saiz de Marco)
ResponderEliminarTal vez en algún sitio y en un pliegue del tiempo los Pol Pots, los Stalins, los Hitlers…, los tiranos y monstruos de la Historia (o quizá sus espectros lavados, depurados) nos recriminarán:
-Yo era un pobre pirado con la cabeza ida, un tipo "iluminado", un loco de remate (y además lo sabíais: se notaba a la legua).
Pero vosotros no.
Vosotros erais cuerdos, personas razonables, seres equilibrados.
Y aun así me dejasteis realizar mis delirios, disponer a mis anchas, salirme con la mía.
Me permitíais todo. Todo me consentíais.
En nada me coartabais.
¿Acaso no debisteis vosotros, los normales, ponerme a buen recaudo, impedir mis desmanes y mantenerme a raya?
¿Por qué no os rebelasteis?
Vosotros que podíais ¿por qué no hicisteis nada?
¿Por qué nunca objetabais mis consignas absurdas, mis sanguinarias órdenes, mis demencialidades?
Si a otros los repudiabais y teníais por lunáticos -y hasta los encerrabais en algún manicomio-, ¿por qué, en cambio, conmigo no hicisteis nada de eso?
¿Por qué me obedecíais siempre y sin rechistar?
¿Por qué no me salvasteis de mí mismo -y de paso os librasteis de mí-… vosotros, los normales?