domingo, 18 de marzo de 2018

Y yo sentí la gravedad y la luz (por Antonio Gamoneda)


Existían tus manos.

Un día el mundo se quedó en silencio;
los árboles, arriba, eran hondos y majestuosos,
y nosotros sentíamos bajo nuestra piel
el movimiento de la tierra.

Tus manos fueron suaves en las mías
y yo sentí la gravedad y la luz
y que vivías en mi corazón.

Todo era verdad bajo los árboles,
todo era verdad. Yo comprendía
todas las cosas como se comprende
un fruto con la boca, una luz con los ojos.



3 comentarios:

  1. Te quiero. No preguntes por qué ni por qué no. Te quiero porque quiere quererte el corazón: no encuentro otra razón. Y renuncio a entender, renuncio a comprender.

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  2. El Presente es aquella línea de la eternidad que divide el reino de la esperanza y el de la decepción.



    (BIERCE)

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  3. En la hora desnuda



    sólo eso



    un segundo de luz y paraíso





    de aquellos que la amaron



    sabe los rostros mudos y su temblor de ala



    todos



    juntos



    abran el cofre y vea ella



    esos diamantes escondidos





    libres



    al fin del cepo las palabras



    que mansamente caigan esos copos



    de nieve





    sin red



    en un segundo blanco



    sobre el regazo de su mirada cobijados



    de par en par



    las dos puertas abiertas



    sólo



    un paso





    decir adiós así





    que el saco no se cierre



    sin librarle a la voz de sus cadenas



    tacto



    y aire





    encuentre allí esa voz



    sus zapatos perdidos





    al fin cerrado el círculo del mundo





    en la hora desnuda



    sólo



    eso



    un segundo de luz



    y paraíso



    (ESPERANZA ORTEGA)







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