los grillos de cristal,
las temblorosas
esquilas, el aroma pequeño del jazmín,
ahogaban con su música
el rumoroso vals de las constelaciones.
Y las abuelas negras
en sus sillitas viejas
hablando de los muertos, las cosechas...
Los niños en la plaza
juegan al escondite.
Verano lentamente
inunda, lame, aquieta...
Bajo la enredadera
hay un clamor de risas.
Mis padres. Tía Maruja.
Limón. Agosto. Cal. Somos dichosos.
Dónde desagua el tiempo. Di. Decidme.
Todo vino y se fue, pero aún perduran los días en los que amaste y fuiste amado.
ResponderEliminarDijimos palabras que debimos callar.
ResponderEliminarCallamos palabras que debimos decir.
Sólo la muerte
ResponderEliminarpara otra vez vivir
nos resetea.
(RAFAEL BALDAYA)