jueves, 1 de noviembre de 2018

Enero (por Graciela Batticuore)


El agua golpea sobre el cuerpo
de mi hijo.
Tiene doce años y ríe
sin parar, semidesnudo en la mitad del patio.
Nos rodea el verde,
la hiedra en los muros,
la tierra en los canteros de cada esquina.
De pronto el agua es una bendición,
y en este cuadrante del mundo
que nos contiene a los dos,
todo lo demás se escurre.
Sólo su risa
irrefrenable
sacude mi corazón como campanas
en lo alto de una iglesia.
Su risa es sagrada,
el agua brillante sobre la piel morena.
Yo me quedo sorda y ciega hasta saciarme
nada más contemplándolo.

Ahora mi hijo baila de felicidad
y me pide que le arroje otro balde,
y después otro más y otro que lleno hasta el tope.
Estamos solos
él y yo, bajo el fulgor
de este día de verano.
Ya descendieron los dioses
para saludarme, lo sé.
Es el año nuevo.


4 comentarios:

  1. NATIVIDAD (José Watanabe)

    Esta es tu patria, hijo mío,
    un establo donde tu madre
    ya duerme
    de regreso a nuestra especie:
    hasta ahora
    ella era un animal mítico: el vientre
    avanzado
    y habitado
    por Ti, entonces voraz nonato,
    que le consumías hasta los huesos.

    Soy un hombre añoso, he visto
    todo. Sin embargo,
    me sobrecoge mirarte, mi recién nacido:
    a pesar de las madres
    todo niño está abandonado
    sobre la vastedad de una tierra callada.

    Tu madre,
    muchacha todavía sorprendida
    por Ti, no cantó
    una canción de cuna. Mirándote
    sólo murmuró inacabablemente:
    es espantoso esperar de Él
    lo que esperan.

    ResponderEliminar
  2. Las razas son agrupaciones superficialmente justificadas que a fin de cuentas dependen de la mirada de quienes las acuñan, como las constelaciones astronómicas no son hallazgos científicos sino caprichosos inventos de los que pretenden ordenar las estrellas.

    (SAVATER)

    ResponderEliminar
  3. Me encantó la imagen del niño y el agua.
    Un poema precioso, gracias.

    ResponderEliminar

  4. El corazón de ahora
    no es
    el corazón que era

    Era puro latir
    ahora es hueco

    Nada resuena en él
    pero en mi cuerpo resuena
    el corazón ausente

    Mío es el cuerpo sin corazón
    Yo soy el cuerpo
    donde el corazón no late

    Resto de cuerpo

    (ALFREDO CHACÓN)

    ResponderEliminar

¿Te gustó el poema seleccionado? ¿Crees que merece estar en zUmO dE pOeSíA?

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.