Crea la Obra,
artista, y luego
sin decir nada a nadie
vete sin más,
desaparece,
que nadie sepa quién hizo la Obra,
tú tan pequeño,
tan insignificante,
tú tan defectuoso al lado de ella,
tú indigno de la Obra que has creado,
ser hija tuya la disminuye,
si al fin y al cabo has sido un medio,
una herramienta puesta en sus manos,
y una vez acabada
ninguna falta le haces,
ya no te necesita,
tú no la hiciste,
nadie la hizo,
que la Obra sea su propia autora,
la Obra es su artífice,
que todos sientan:
“Esta creación se hizo a sí misma,
se hizo ella sola,
tan grande es porque
se autocreó.”
Engendra, artista,
crea la Obra y
disuélvete.
ResponderEliminar¡¡¡ME QUITO EL CRÁNEO !!!
Ella misma escribió Ella misma?
ResponderEliminarCada vez m@s poetas anónimos escriben en Internet sin que se sepa quiénes son. Pienso en Neorrabioso, pienso en Billy MacGregor, pienso en Agrimensor...
ResponderEliminarPero Neorrabioso sí se sabe quién es. Se encuentra fácil en internet. Se llama Alberto Basterrechea.
ResponderEliminarLa muerte del poeta fue ocultada a sus poemas.
ResponderEliminar(AUDEN)
ResponderEliminarLa obra no eructa, no ronca, no tiene mal aliento recién levantada, no ventosea, no suda, no le salen arrugas; la obra no tiene pequeñas miserias, pequeñas vilezas, diminutas zafiedades. La obra está mil metros por encima de su autor.
Como dice Javier Vela, "el autor es un accidente del texto"
ResponderEliminarEl autor es un médium de no se sabe qué, de no se sabe quién.
ResponderEliminarMucha gente prefiere leer a los autores ya muertos porque, de alguna forma el autor muerto es más "nadie" que el autor vivo. Y sus obras también son más "obra de nadie".
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