Alguien recorre los senderos de Ítaca
y no se acuerda de su rey, que fue a Troyahace ya tantos años;
alguien piensa en las tierras heredadas
y en el arado nuevo y el hijo
y es acaso feliz.
En el confín del orbe yo, Ulises,
descendí a la Casa de Hades
y vi la sombra del tebano Tiresias
que desligó el amor de las serpientes
y la sombra de Heracles
que mata sombras de leones en la pradera
y asimismo está en el Olimpo.
Alguien hoy anda por Bolívar y Chile
y puede ser feliz o no serlo.
Quién me diera ser él.
El envidiado envidia al envidiador.
ResponderEliminarTodo cuanto es difícil de conseguir es fácil de perder.
ResponderEliminarHay veces, que en la noche
ResponderEliminarte acompaña inmisericorde
una agonía, sensaciones
de abandono socavan
tus entrañas y te abates
en la más insondable
de las tribulaciones.
Sabes que no es verdad,
ese desasosiego
desaparecerá con la alborada,
aun así, no puedes
sacudir la tristeza
que por momentos te avasalla
y obliga a zozobrar
en la espesura de la vida.
(RICARDO FERNÁNDEZ)