No sales nunca del dolor que sentiste.
No sales nunca del miedo en que temblabas.
No sales nunca del amor que habitaste.
No sales nunca de la desolación.
No sales nunca de la deriva,
de la zozobra,
del naufragio.
No sales nunca de dormirte abrazando.
No sales nunca del puerto al que arribaste.
No sales nunca de dormirte abrazando.
No sales nunca del puerto al que arribaste.
No sales nunca de la alegría de entonces.
No sales nunca del barro en que te hundiste.
No sales nunca de aquello en que creías.
No sales nunca de la culpa,
No sales nunca del barro en que te hundiste.
No sales nunca de aquello en que creías.
No sales nunca de la culpa,
del arrepentimiento.
No sales nunca de la ingenua ilusión que te movía.
No sales nunca de la vieja extrañeza.
De lo cruzado y de lo atravesado
-lo que cruzó por ti,
lo que te atravesó- no sales nunca.
Del todo-todo-todo nunca sales de nada.
No sales nunca de la ingenua ilusión que te movía.
No sales nunca de la vieja extrañeza.
De lo cruzado y de lo atravesado
-lo que cruzó por ti,
lo que te atravesó- no sales nunca.
Del todo-todo-todo nunca sales de nada.
ResponderEliminarAunque se cure la herida, queda la cicatriz.
El ayer que me hizo
ResponderEliminarno sé dónde está.
El que me deshizo, sí:
está aquí, conmigo,
presente todos los días.
(ÁNGELES MORA)
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