Un zumito de poesía, recién exprimida, para desayunar cada mañana. (Rico en vitaminas y antioxidantes. Muy muy nutritivo.)
sábado, 6 de marzo de 2010
Que vengan (por Karmelo Iribarren)
Las tres de la madrugada. Que vengan esas grandes preguntas, que ya tengo mis respuestas: El viento y la lluvia ahí fuera, y aquí al lado tu respiración.
Si vinieras por este sendero, tomando la ruta que quizá tomarías desde el lugar del que quizá vendrías, si vinieras por este camino cuando florece el espino blanco, encontrarías los setos albos de nuevo, en mayo, con una dulzura voluptuosa. Pasaría lo mismo al final del viaje, si vinieras de noche como un rey derrocado, si vinieras de día sin saber a qué viniste, sería siempre lo mismo, cuando dejaras el camino adusto y voltearas tras la pocilga de los cerdos a la descolorida fachada y a la lápida. Y aquello por lo que creías haber venido es solamente una concha, una cáscara de significado donde el propósito se devela sólo cuando ha sido conquistado, si se conquista. Aun si no tuvieras una meta o aun si la meta fuera más allá de donde te imaginas y hubiera sido ya alcanzada. Hay otros lugares que son también el fin del mundo, algunos en las fauces oceánicas, o sobre un estanque oscuro, en un desierto o una ciudad— pero éste es el más cercano, en tiempo y lugar, ahora y en Inglaterra.
ResponderEliminarNunca los esclavos han tenido tanta libertad como hoy en día.
(RAMÓN EDER)
Las leyes, si no hay sanciones, no son leyes: son sermones.
ResponderEliminarNunca he encontrado una persona tan ignorante que no pueda aprender algo de ella.
ResponderEliminar(GALILEO)
Qué tristes son los barrios
ResponderEliminardonde nunca he vivido
y las casitas donde nunca he sido. Porque son tan punzantes
otras vidas posibles.
(MARÍA MARTÍNEZ)
Todo exceso es un defecto.
ResponderEliminarSi vinieras por este sendero,
ResponderEliminartomando la ruta que quizá tomarías
desde el lugar del que quizá vendrías,
si vinieras por este camino cuando florece el espino blanco, encontrarías los setos
albos de nuevo, en mayo, con una dulzura voluptuosa.
Pasaría lo mismo al final del viaje,
si vinieras de noche como un rey derrocado,
si vinieras de día sin saber a qué viniste,
sería siempre lo mismo, cuando dejaras el camino adusto
y voltearas tras la pocilga de los cerdos a la descolorida fachada
y a la lápida. Y aquello por lo que creías haber venido
es solamente una concha, una cáscara de significado
donde el propósito se devela sólo cuando ha sido conquistado,
si se conquista. Aun si no tuvieras una meta
o aun si la meta fuera más allá de donde te imaginas
y hubiera sido ya alcanzada. Hay otros lugares
que son también el fin del mundo, algunos en las fauces oceánicas,
o sobre un estanque oscuro, en un desierto o una ciudad—
pero éste es el más cercano, en tiempo y lugar,
ahora y en Inglaterra.
(T.S. ELIOT)