Tanto caminar en el mismo laberinto
y todavía no se reconoce la piedra
en la que tropezamos una y otra vez.
El olvido llueve sobre los ojos,
y es aquí cuando simulamos dar un paso adelante.
Alguien sostiene con su sombra
el peso de lo que un día, una noche, volverá a repetirse.
No hay una máscara para el miedo,
tampoco para la muerte.
Todos los muros que nos rodean
están siendo escritos por el paso de las horas,
por nuestras largas vigilias, por el secreto deseo de la sangre,
por la insistencia del amor y el fracaso,
por la oscura ceniza que una vez fue nuestra casa
y que nos obliga a permanecer.
Pregunto entonces con la boca de los muertos:
¿qué quedó de ti entre las rosas?
Traduzco, de edlieze.blogspot.com:
ResponderEliminarVIDA
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Te quiero más que a mi vida,
ResponderEliminarte quiero más que a mis ojos
más que al aire que respiro
y más que a la madre mía.
Que se me paren los pulsos si te dejo de querer,
que las campanas me doblen si te falto alguna vez.
ResponderEliminarNo le metas prisa al tiempo,
que se enfada y va más lento.
ResponderEliminarLe basta al gobernante actual proclamarse de izquierdas para que todo le sea permitido y perdonado.
(GÓMEZ DÁVILA)
Pues a Rubalcaba le están mentando la parentela por la rama materna...
ResponderEliminarEn el monte canta el cuco,
ResponderEliminaren la torre la cigüeña,
el pajarillo en su nido
y el borracho en la taberna.