Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.
Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.
No hay cosa más terrible que la ignorancia en acción.
ResponderEliminarEl que es tonto y lo sabe no es tonto del tó.
ResponderEliminarSolemos aburrir a quienes nos aburren
ResponderEliminarLA ROCHEFOUCAULD)
ResponderEliminarDichoso aquél que, de joven, fue joven.
Para unos es descanso lo que para otros es trabajo.
ResponderEliminarEl norte os llama.
ResponderEliminarNo tenéis que buscarlo.
Qué suerte, brújulas.