A veces te despiertas y es como si murieses de espanto y de extrañeza
al vislumbrar el día, discernir sus escollos,
evaluar cuántos pasos te alejan de la noche.
Árido suelo espera la impronta de tu mano
y no hay más que un puñado de arcilla para erguir
la colosal muralla que encierra tus silencios.
Tan sola que tu sombra no cruzará contigo el gres de los umbrales,
tan muda que las voces no encontrarán el rumbo que lleva hacia tus tímpanos,
construirás, obstinada, las cercas de tu patio.
Y nada llegará incólume al crepúsculo.
Vendrá la luna clara a alumbrar los despojos
mientras de tu mirada los pájaros emigran.
Mañana volverás, sin otros argumentos
más que tu mano obrera y un puñado de arcilla,
a construir los muros que encierran tus silencios.
¿De qué me sirve mi cama
ResponderEliminarsi no despierto a tu lado
mañana por la mañana?
ResponderEliminarCon dos coletas
mi madre en esa foto
niña otra vez.
(ANDRÉS HURTADO)
ResponderEliminarMás vale una mala sentencia que una buena gresca.
ResponderEliminarEl autor debería morirse después de haber escrito su obra. Para allanarle el camino al texto.
(UMBERTO ECO)
ResponderEliminarEl vanidoso es sólo un tipo que está mal informado de sí mismo.