Montañoso, abrumado, indescifrable,
rojo como la brasa que se apaga,
anda fornido y lento por la vaga
soledad de su páramo incansable.
El armado testuz levanta. En este
antiguo toro de durmiente ira,
veo a los hombres rojos del Oeste
y a los perdidos hombres de Altamira.
Luego pienso que ignora el tiempo humano,
cuyo espejo espectral es la memoria.
El tiempo no lo toca ni la historia
de su decurso, tan variable y vano.
Intemporal, innumerable, cero,
es el postrer bisonte y el primero.
La pereza es la madre de todos los vicios. De acuerdo: Pero es una madre, y a una madre siempre hay que respetarla.
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ResponderEliminarLa otra tarde en la plazuela
un borrico rebuznó,
y uno que le oyó decía:
ése canta como yo.
ResponderEliminarA menudo las “sólidas convicciones” son un pretexto para no cuestionarse nada.
Noé, no olvides
ResponderEliminarmeter también canguros
y ornitorrincos.
(CUQUI COVALEDA)
ResponderEliminarLa contradicción nos hace verdaderos. La nocontradicción, tan solo coherentes.
(ANDER MAYORA)
ResponderEliminarLa contradicción nos hace verdaderos. La "no contradicción", tan solo coherentes.
(ANDER MAYORA)