Tarde que socavó nuestro adiós.
Tarde acerada y deleitosa y monstruosa como un ángel oscuro.
Tarde cuando vivieron nuestros labios en la desnuda intimidad de los besos.
El tiempo inevitable se desbordaba sobre el abrazo inútil.
Prodigábamos pasión juntamente, no para nosotros sino para la soledad ya inmediata.
Nos rechazó la luz; la noche había llegado con urgencia.
Fuimos hasta la verja en esa gravedad de la sombra que ya el lucero alivia.
Como quien vuelve de un perdido prado yo volví de tu abrazo.
Como quien vuelve de un país de espadas yo volví de tus lágrimas.
Tarde que dura vívida como un sueño
entre las otras tardes.
Después yo fui alcanzando y rebasando
noches y singladuras.
No hay miel sin hiel.
ResponderEliminarEl fenómeno vida, tal como lo conocemos, necesita al fenómeno muerte. En cierto modo, la muerte es un suicidio celular programado.
ResponderEliminar(S. DE OCRAM)
Quien levanta una frontera donde no existía le está diciendo al que queda al otro lado que no lo considera su igual.
ResponderEliminar(FÉLIX OVEJERO)
Es lástima que el conocimiento no tenga límites y la vida sí.
ResponderEliminarSi has construido un castillo en el aire, no has perdido el tiempo, es allí donde debería estar. Ahora debes construir los cimientos debajo de él.
ResponderEliminar(G. B. SHAW)
Regresé un día
ResponderEliminara aquel lugar de entonces.
Nadie eras tú.
(BENET)
ResponderEliminarEl viento puede ser molesto, pero sin él no habría molinos.
(proverbio holandés)
ResponderEliminarUnas puertas tan perfectas
que no parecen levantadas
para pasar por ellas.
Unas puertas tan perfectas
como para quedarse
para siempre en una puerta.
Y desde allí
ver pasar todas las cosas,
sin entrar ni salir.
(JUARROZ)