Estás sentado en un café de playa vacío
junto a una ventana que da a la bahía.
Está oscureciendo, el dueño está cerrando,
pero tú sigues doblado sobre el radiador
que va perdiendo poco a poco temperatura.
Ahora vas caminando hasta la orilla del mar
para ver los últimos azules que se apagan en las olas.
Has vivido en casas pequeñas, en lugares apretados
—los muros a tu alrededor se habían ido cerrando—
pero el mar y el cielo también son tuyos.
No hay nadie que te acompañe a beber de esta
niebla aguada, de estas profundidades imprecisas.
Estás solo con el cosmos giratorio.
Adiós, amor, muy lejos, en un lugar cálido.
La noche aquí es infinita, el silencio no se acaba.
guaaa!! me encanta el blog, siempre encuentro poemas preciosos
ResponderEliminarLos poderosos son quienes dan las órdenes a los que mandan. (BENJAMÍN PRADO)
ResponderEliminarA menudo nos avergonzaríamos de nuestras mejores acciones si el mundo pudiera ver los motivos que nos llevan a realizarlas.
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ResponderEliminarNo te fíes de los hombres,
de mí el primero.
Mira que te lo digo
porque te quiero.
ResponderEliminarAmo a la Humanidad, lo que me revienta es la gente.
(Susanita, de "Mafalda". Por Quino)
ResponderEliminarTodas las cosas son imposibles mientras lo parecen.
ResponderEliminarA veces hay que empezar a comer para sentir hambre.
(proverbio jordano)
Amanece y la luz es cierta
ResponderEliminarprecipitada en este mismo instante
Sobre tus párpados
nace de nuevo el mundo
(ISIDRO HERNÁNDEZ)