Nada de esto es así.
Ésta no es nuestra tierra.
Ni ésta ni cualquier otra ni el agua.
Yo soy un desterrado.
Todavía mi espalda tiene dolor de alas.
Nunca podré aprender a tocar las monedas:
Se palpan
se acarician,
se acarician,
se toman fieramente,
¿o se les busca algo?
Yo soy un desterrado,
un extranjero,
un intruso que se halla entre nosotros
con un martillo absurdo entre las manos
y un impulso distinto
y un impulso distinto
que me lleva
por camino contrario.
No soy de aquí.
No sé de dónde vine.
Y no sé a dónde voy.
No me gusta.
Nada de esto me gusta.
Me irritan vuestras caras de organismo.
Me molestan estas vuestras palabras que ahora
uso.
Nada de esto me gusta.
Nada de esto me gusta.
¿Quién me obliga a necesitar de esto que no me
gusta?
Mirad,
vengo a deciros,
¡pero no!
¡Qué nos importa!
Yo no soy de los vuestros.
Todavía mi espalda tiene dolor de alas.
Y vuestras rabadillas tienen dolor de colas.
Yo fui un ángel, primero;
después, fui un gran silencio
y un día seré Dios.
Vosotros fuisteis micos
y seguís siendo micos.
Después seréis gusanos y excremento.
¡Os excomulgo de mi credo limpio!
¡Os destierro del cosmos que sostengo!
¡Os clausuro la entrada de la vida que vivo!
¡Os expulso de todo!
Y sin embargo sigo entre vosotros,
y usando las palabras de vosotros,
y usando las palabras de vosotros.
Compartiendo temores y miserias
-hambre, muerte, cansacio-
que no van con mis alas.
Yo soy un desterrado.
¡Pero algún día volveré a mi reino!
Mi reino no es de este mundo. De nadie es este mundo su reino.
ResponderEliminarMI reino no es de este mundo, viene a decir. Pero en realidad este mundo no es el reino de nadie. Todos aquí somos intrusos, extraños, extranjeros desterrados en este lugar.
ResponderEliminar(Mandé comentario desde la blackberry pero se ve que no llegó)
La burocracia en los países latinos parece que se ha establecido para vejar al público.
ResponderEliminar(BAROJA)
El rumor es más rápido que el viento.
ResponderEliminarDesde que tú te fuiste,
ResponderEliminarno brotan flores,
los pájaros no cantan
ni el agua corre.
San Billete y San Dinero: los santos más milagreros.
ResponderEliminar
ResponderEliminarLas estrellitas del cielo
no pueden estar cabales
porque en su cara mi niña
tiene las dos principales.
ResponderEliminarLa muerte es el derecho que comparten
los sapos y los hombres.
Del conde y el mosquito
el privilegio.
¿De qué jactarse, pues? Es el imperio
de la mosca tan largo como el tuyo.
(EMILY DICKINSON)